El mundo del boxeo está
tan devaluado que el campeón Mason Dixon no encuentra un rival a su altura. Han
pasado 30 años desde que a Rocky Balboa (Stallone), un hombre sin futuro, se le
presentó la oportunidad de boxear y enfrentarse contra el gran campeón Apollo
Creed. El coraje y perseverancia de Rocky, tanto en la vida como en el ring,
alimentó las esperanzas de millones de personas. Ahora, ya retirado, se pasa
las tardes contando viejas historias a los clientes del Adrian's, el
restaurante que lleva el nombre de su esposa, por la que todavía guarda un
silencioso luto. Apenas ve a su hijo (Milo Ventimiglia), que está demasiado
centrado en su propia vida. El paso del tiempo y los golpes recibidos lo han
hecho más humilde y lo han envejecido, pero en el fondo aún sigue siendo un
luchador.
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